El «ascensor» diatónico y los saltos melódicos

Uno de los primeros objetivos a alcanzar en el ámbito de la entonación consiste en dominar el movimiento melódico a través de la escala por movimientos de segunda. Es decir, entonar la escala hacia arriba y hacia abajo cambiando la dirección del movimiento a voluntad.

El «ascensor diatónico» es una competencia ideal para trabajar mediante diversos tipos de fononimia (algunos de ellos extremadamente simples), pero también constituye una excelente herramienta para dominar los saltos melódicos dentro de una escala diatónica. En esta entrada veremos cómo.

Dominar los saltos melódicos en ocho etapas

Como veremos en otras entradas de este blog, el «ascensor diatónico» no es la única técnica para dominar los saltos melódicos, pero sí es una de las que antes podemos empezar a utilizar con nuestros alumnos. Las etapas que enumeramos a continuación se cubrirán en orden a lo largo de diferentes sesiones, de modo que no pasaremos a la siguiente etapa sin haber dominado la previa.

Para aplicar esta técnica trabajaremos con series de notas de duración indeterminada. Por eso, si queremos aplicarla a la lectura de un fragmento escrito, primero deberemos aislar las notas prescindiendo del ritmo.

Para aplicar esta técnica a un fragmento escrito, debemos prescindir del ritmo (abajo) y aplicarlo después, una vez dominada la entonación de la serie.

Primera etapa: movimientos de segunda

Esta etapa no es estrictamente necesaria, dado que los movimientos de segunda se pueden comenzar a practicar de otras formas (preferimos aquéllas que utilizan sistemas de fononimia). El dominio de los movimientos de segunda constituye la base sobre la cual construiremos las siguientes etapas.

Fragmentos melódicos de ocho notas en Do mayor.

Segunda etapa: saltos de tercera

Entonaremos series de notas que incluyan movimientos de segunda y saltos de tercera. Aprenderemos a reconocer visualmente los saltos (desde una línea a la situada por encima o por debajo, o desde un espacio al situado por encima y por debajo) e intercalaremos la nota intermedia entre los saltos de tercera, a modo de nota de paso. Al principio entonaremos la serie incluyendo las notas de paso (no hace falta escribirlas una vez que se haya entendido el procedimiento), y una vez dominada esta fase, prescindiremos de las notas de paso (que podemos entonar mentalmente).

Esta serie de ocho notas incorpora saltos de tercera. Debajo tenemos la versión con notas de paso.

Tercera etapa: saltos de cuarta

En esta fase incorporaremos los saltos de cuarta. Podemos (o no) incluir saltos de tercera. El procedimiento es similar al anterior: aprenderemos a reconocerlos visualmente y utilizaremos dos notas de paso que interpretaremos al doble de velocidad.

Esta serie de notas incorpora saltos de cuarta. Debajo encontramos la versión con «notas de paso».

Cuarta etapa: saltos de quinta

Esta fase es análoga a la anterior, solo que ahora las notas de paso a intercalar serán tres.

Serie de notas que incorpora saltos de quinta. Debajo, la versión con notas de paso.

Quinta etapa: saltos de octava

Llega ahora el momento de incorporar el intervalo de octava, un intervalo que nos servirá como trampolín para incorporar los saltos de sexta y de séptima. El intervalo de octava es sumamente intuitivo (es una de las bases de nuestra percepción musical) y lo incorporaremos al oído musical del alumno también de forma intuitiva: esto es, por imitación. Es decir, aprenderemos a entonar los saltos de octava ascendentes y descendentes directamente, sin utilizar notas de paso.

Serie de notas con saltos de octava. Incorporamos notas de paso en los intervalos restantes, pero no en los saltos de octava, que deben abordarse de forma intuitiva.

Sexta etapa: saltos de séptima

Abordaremos los saltos de séptima desde la octava. Para ello intercalaremos un salto de octava entre la nota inicial del salto y la séptima. Como hemos hecho hasta ahora, en una primera fase entonaremos las notas de paso y los saltos de octava que nos sirven de apoyo para alcanzar los intervalos, y en una segunda fase prescindiremos de ellos.

Serie de notas con saltos de séptima. Abordamos estos saltos de séptima desde la octava. Debajo la versión con saltos de octava y notas de paso.

Etapa final: saltos de sexta

Incorporaremos finalmente los saltos de sexta, que trataremos intercalando un salto de octava y una nota de paso hacia la sexta.

Ejercicio con saltos de sexta. Debajo, la versión con saltos de octava y notas de paso intercaladas.

MasterClef: incorporación del ascensor melódico en distintos contextos grupales

Para incorporar de forma efectiva el «ascensor melódico» en el aula debemos ser capaces de utilizarlo en distintos contextos grupales: en gran grupo (profesor + alumnos), de forma individual y en pequeños grupos de alumnos.

1. Práctica en gran grupo

Este procedimiento se ejercitará después de haber entonado o trabajado (por ejemplo, mediante fononimia) la escala con la que trabajaremos. Tomando como referencia una etapa concreta del ascensor melódico, el profesor escribe (o proyecta) en la pizarra una serie de ocho (o más notas). Si la etapa escogida se aborda por primera vez, el profesor explica a los alumnos cómo se abordará el nuevo salto (notas de paso, etc.).

A continuación, se escribe las interpolaciones (saltos de octava y notas de paso) y se lee el ejercicio en grupo (sin entonarlo) con las interpolaciones tomando como referencia un pulso cómodo, para asegurarnos de que todos los alumnos tomen conciencia de los intervalos y sepan qué es lo que habrá que entonar a continuación.

A continuación procederemos a entonar la serie de forma cíclica, partiendo de un pulso más lento y acelerando progresivamente hasta alcanzar un pulso cómodo. Progresivamente iremos silenciando las interpolaciones hasta quedarnos únicamente con la serie original.

2. Prueba individual

Podemos organizar la prueba individual de diversas modalidades.

Primera modalidad: rueda

El profesor escribirá en la pizarra una serie de notas y dispondrá a los alumnos en semicírculo frente a ésta. Por sorteo se elegirá el alumno que iniciará la prueba, que consistirá en entonar dos, tres o más notas de la serie con las interpolaciones correspondientes. A continuación, el alumno situado a su derecha continuará la serie comenzando por la última nota de la serie entonada por su compañero, y así sucesivamente. Una vez acabada la serie se enlazará con el inicio de la misma.

En cuanto al diseño de la serie, conviene que ésta cumpla con los requisitos de la etapa que se esté trabajando (intervalos a emplear) y que el intervalo formado por la primera y la última nota también los cumpla. Conviene también que tenga más notas que alumnos participantes en la prueba. Si se decide que los alumnos entonen tres o cinco notas notas, conviene que el número de notas sea impar, para que al repetir la serie no se repitan exactamente los mismos grupos, y si se opta por cuatro, conviene que el número de notas no sea múltiplo de tres.

Durante el desarrollo de la prueba, el profesor adjudicará un punto negativo al alumno que entone incorrectamente su parte. La parte incorrectamente entonada pasará sucesivamente al alumno de la derecha hasta ser entonada correctamente. Todos los alumnos que hayan fallado acumularán un punto negativo.

Al completar el número de vueltas acordadas, se adjudicará a cada alumno tantos puntos negativos como errores hayan tenido.

Segunda modalidad: resistencia

En esta modalidad, una serie de notas suficientemente larga debe ser interpretada, incorporando las interpolaciones, por todos los alumnos. Cuando el alumno comete un error, el profesor detiene la interpretación y el alumno obtiene tantos puntos como notas haya recorrido correctamente.

Una tercera modalidad consiste en la concatenación de las dos anteriores. En este caso, los alumnos que más errores han cometido en la primer modalidad serían los últimos en acometer la serie, lo cual les otorga la ventaja de haber escuchado a previamente a sus compañeros. La puntuación resultante es la de sumar las puntuaciones parciales (las de la primera modalidad, al ser negativas, restan).

3. Elaboración de materiales

Tras formar los grupos (elegidos por los «capitanes»), cada grupo debe componer tantas series de notas como miembros tenga de acuerdo con las normas establecidas por el profesor (número de notas, tonalidad, intervalos permitidos, posible limitación del número de ciertos intervalos, nota inicial y/o final, etc.). Posteriormente, cada grupo practicará sus series durante un tiempo determinado: esta fase tiene especial importancia pues, como veremos, en la fase de desafío, todos los alumnos deben percatarse de los errores cometidos por sus adversarios, y si no lo hacen perderán puntos.

4. Desafío entre grupos

En la fase de desafío, cada alumno desafiará a un miembro de otro equipo a entonar una de las series compuestas por su equipo (es decir, una serie que el alumno desafiante conoce previamente pero el alumno desafiado no conoce todavía). Se puede establecer una o más rondas: por ejemplo, una primera ronda en la que las series deban ser entonadas con las interpolaciones, y una segunda en la que deban entonarse sin ellas. El alumno desafiante elegirá a su adversario y la serie con la que le retará, pero no podrá escoger adversarios o series que ya hayan sido utilizadas en la misma ronda por alguno de sus compañeros. De este modo, todos los alumnos participarán en igual medida.

El desafío se desarrollará del siguiente modo: el alumno desafiado entonará la serie de principio a fin, intentando disimular los errores que pudiera cometer. Al terminar, el alumno desafiante deberá dar por buena la interpretación o invalidarla, para lo cual deberá señalar al menos un error cometido por el alumno desafiado. La puntuación resultante del desafío se efectuará del siguiente modo:

  • Si el alumno desafiante da por buena la interpretación, el equipo retado obtiene 3 puntos, independientemente de que la interpretación haya sido correcta o incorrecta.
  • Si el alumno desafiante invalida la interpretación y señala correctamente al menos un error cometido por su adversario, el equipo retador obtiene 4 puntos, pero si ha invalidado la interpretación de forma injustificada o señalando un error donde no lo hubo, pierde 2 puntos.
  • Si un alumno de cualquiera de los dos grupos interfiere en el proceso (por ejemplo, revelando información relevante a alguno de los alumnos en competición), su grupo pierde 5 puntos y se invalidan las puntuaciones que se habrían obtenido según los dos puntos anteriores.

Al finalizar las rondas, se suman los puntos de cada grupo, otorgándose la victoria al que haya acumulado más puntos.

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.